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"La cárcel está opacada en la agenda de la política pública"

Por Sin Renglones

- Francisco, ¿podés contarnos cuáles son los principales propósitos del GESEC?

- Uno de los grandes propósitos del GESEC es la promoción del derecho a la educación en contexto de cárceles, de privación de libertad, desde la perspectiva de derechos humanos. Pero entendiendo que ese derecho debe gozar de calidad. Que haya escuelas en la cárcel es condición necesaria para el derecho a la educación pero no suficiente. Hay una serie de obstáculos en la realización del derecho que hace que no toda persona privada de libertad pueda disfrutarlo plenamente. Por eso hablamos de la calidad.

Tenemos líneas de trabajo que son la promoción del derecho, la investigación, la formación y capacitación y la incidencia en la política pública. Tanto la investigación como la incidencia son las más difíciles. Investigación porque se necesita tiempo y algo de recursos, que hoy no tenemos como toda organización civil y menos en estas circunstancias internacionales, nacionales y regionales. Por eso el año pasado sacamos una red latinoamericana de investigadores sobre educación en cárceles con la idea de empezar a articular y hacer circular investigaciones de manera virtual. Y en lo referido a incidencia en política pública, sabemos la poca visibilidad que tiene la cárcel y el tema educativo. La cárcel está opacada en la agenda de la política pública.


- ¿Cuáles fueron los principales logros del GESEC como organización en la lucha por el Derecho a la Educación?

- El primer logro es sostener durante 15 años los objetivos, mantenerlos y no declinar ante situaciones que a veces te hacen dudar o tambalear. Siempre sostenerlos, a veces con más intensidad, porque había más atención de la política pública a las cuestiones inclusivas y más visibilidad. Haber sostenido el espacio, haberlo multiplicado en otras provincias y en universidades, es una gran satisfacción. Otro logro fue poner el tema de la educación en cárceles en clave de derecho humano, lo que quedó manifestado en la Ley de Educación Nacional, en la cual participamos. Además, generar producciones académicas de distinto tenor y de distinta modalidad para dotar este saber de cierta rigurosidad, lo que permitió abordar cuestiones más serias y pensar la pedagogía que se usa en la cárcel.

AYER HIERRO, HOY NIÑO

 

Ayer me confinaron en el peor infierno

la sociedad cuando te olvida

el hierro habitaba en mi

toda mi esperanza

era morir matando

y hoy suplico a la vida

no negarme su saludo

 

Ayer la psicóloga

se reía de mis planes

hoy no necesito su autorización

para dar el próximo paso

 

Hoy ya no bebo del sol

en pequeños rectángulos

ayer yo era un niño

condenado a ser adulto

hoy soy un adulto

 

implorando niñez.

 

 

 

 

César González

“Camilo Blajaquis”,

poeta y cineasta villero.

Sin Renglones entrevistó a Francisco Scarfó, integrante del Grupo de Estudio sobre Educación en Cárceles (GESEC) y miembro de la Campaña Argentina por el Derecho a la Educación. Francisco es Licenciado en Ciencias de la Educación y maestro de escuela pública en contextos de encierro punitivo desde hace 25 años.

La importancia de la educación en cárceles y el desmantelamiento de programas que vulneran el derecho a la educación de las personas privadas de su libertad, fueron los temas centrales que se pusieron sobre la mesa.

AULA ABIERTA
Café de por medio en una mañana lluviosa en La Plata, Francisco nos habla con pasión, nos cuenta historias desde adentro, se indigna como nosotros por lo que falta en materia educativa, se enorgullece del camino andado...

- ¿Cuál es la importancia de la educación pública en contextos de encierro?

- Una cuestión a destacar es que pensar la educación como derecho implica pensar en un sujeto. Pensar la educación como derecho humano en la cárcel implica pensar a la persona privada de su libertad como sujeto, lo cual cambia la perspectiva que tenía la educación en cárceles. Antes era pensada como un abastecimiento de lecto-escritura para sujetos irregulares sociales, eran escuelas de educación especial. Después, pasó a ser escuela de adultos pero con un sesgo compensatorio. Pero si planteamos que la educación es un derecho humano y las personas privadas de libertad son sujetos de derecho y por eso les corresponde, ya cambia la visión sobre el sujeto y sobre el tipo de intervención que se hace desde lo institucional y lo docente. 

Lo otro importante es que al ser considerada como derecho implica cuestiones judicializables porque implica un juez de garantía de derecho y un fiscal que atienda a que el Estado cumpla con su deber, y empieza a haber toda una serie de cuestiones que hacen a la garantía del derecho. Implica la responsabilidad del Estado de garantizarlo y promoverlo y que otras instituciones de la sociedad civil se preocupen en la garantía de ese derecho.

Y lo último, es que se rompe con el clásico dispositivo de la educación pensada como una tecnología más del control. Al ser considerada un derecho implica hablar de visibillidad de la educación, de accesibilidad, de adaptabilidad de la educación. Yo no puedo dar cualquier tipo de educación. Por el sujeto, por el contexto, tengo que estar formado como docente que entiende la cárcel, que entiende que es un lugar hostil, que es un lugar singular. Eso genera impacto en los sujetos que la llevan adelante, en los responsables y en quien la recibe. Eso es valioso en términos de derecho. Cambia la perspectiva, cambia el objetivo.

"Pensar la educación como derecho humano implica pensar a la persona privada de la libertad como sujeto"

- ¿Qué cambió desde la sanción de la Ley de Educación Nacional 26.206/2006 con respecto a la educación en cárceles?  

- Lo primero es que la ley instala el concepto de modalidad de educación en cárceles, rescata que hay un sujeto que necesita un modo diferente. Lo otro que ha cambiado es que entra en la agenda de la política pública educativa, en el último lugar, pero entra. Antes no entraba. A partir de que la educación en cárceles se constituye como derecho también implicó un avance que fue tener recursos. Lo que no hay ahora. Ahora sabemos que la política pública es no negar derechos sino desfinanciarlos.

Desde el 2006 para acá hubo crecimiento en todas las provincias, armaron un cronograma, formaron gente, las universidades tomaron como agenda el tema de la cárcel. El problema es el cómo, estamos en la era del cómo. Tenemos el derecho a la educación pero el tema es cómo se lleva, ¿cómo hago para que ese derecho gradualmente avance? Y ahí me parece que estamos frenados. Está la ley, está designada la gente, hasta hay voluntades, pero está la complejidad de la cárcel: ahí se juntan dos ministerios para garantizar un derecho, el que tiene la responsabilidad primaria en educar es el de Educación, pero el que se entrama en la discusión es el Ministerio de Justicia, el Servicio Penitenciario. Y hay que dar más acuerdos, poner más sobre la mesa cuestiones para que no esté el paradigma de la seguridad siempre delante sino que esté a la par.

- En este sentido, ¿qué lugar ocupa la formación para la educación en cárceles?

- Creo que tiene que haber formación para poder comprender dónde voy a intervenir, en qué contexto, con qué sujeto, qué voy a hacer ahí. No es lo mismo lo que hace un abogado, un médico, un sociólogo, un psicólogo o a lo que hace un maestro en la cárcel. Eso implica comprender el contexto, la situación y no las cuestiones de un mundo cotidiano. Yo no vivo ahí, voy dos horas. Comprender la genealogía de la cárcel como institución y las condiciones en las cuales hoy está la cárcel implica conocer que hay cuestiones de privación de derechos manifiestas. Muchos organismos hablan de una cuestión sistemática de privación de derechos y entonces yo no me puedo hacer el distraído cuando voy a la cárcel a trabajar como maestro. Es necesaria la formación para poder comprender y que la intervención que se haga sea transformadora. Una escuela que no transforma su comunidad más próxima no tiene sentido.

 

- ¿Cuál es la situación actual de la modalidad de educación en cárceles en el marco de las políticas de ajuste impulsadas por el gobierno nacional?

- Lo que nosotros notamos y que también lo compartíamos en la Campaña Argentina por el Derecho a la Educación (CADE), es la cuestión de desfinanciamiento y desmantelamiento de los programas. Y a la vez notamos, en este marco, cómo se desinflan otros derechos. Los jueces ya no quieren que la gente salga de la cárcel, entonces la cuestión del estímulo educativo se retrae y en la repartija de fondos las escuelas en cárceles no entran. Son escuelas que no tienen cooperadoras entonces tenés que hacer malabares para garantizar la educación. Es paradójico porque el servicio penitenciario muestra el trabajo en educación, es decir, necesita la educación para mostrar que la cárcel funciona, pero a su vez, el Ministerio de Educación desfinancia. Por eso decía que el Ministerio de Educación deja que haga y mande el Ministerio de Justicia. Me da la sensación de que estamos viendo cómo despacito no se amplía más en esta materia, no sigue avanzando en el ritmo que venía. Entonces empieza a ir para atrás también en clave económica. Al Estado le sale más caro tener escuelas en las cárceles que tener programas. Entonces la tendencia es esa. Las escuelas se van a ir, las van a ir cerrando. Va a cambiar la modalidad. Ya hay provincias donde sacaron escuelas, pusieron programas a distancia lo cual también afecta al derecho, porque la persona privada de su libertad no recibe lo mismo que recibe un sujeto que está afuera. Y la ley dice que tiene que recibir lo mismo. Los objetivos son iguales y también las formas tienen que ser iguales o lo más parecidas. Hay un detenimiento y a la vez una marcha atrás lenta.

Como señala Francisco, lo importante es sostener los logros, el camino de lucha por el cual se avanzó, no dar ni un paso atrás. Sostener lo transformado para seguir transformando. Cuando termina la charla ya podemos salir a las calles platenses sin paraguas. Siempre que llovió paró...dice el saber popular. 

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